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Manuel Boglio

Moon Knight y la Salud Mental

Actualizado: 24 abr 2022



Recuerdo la primera vez que vi una película en la que su representación de la lucha con la salud mental fue tan real, que se me salieron las lágrimas mientras la veía. La película era “Birdman,” y la escena ocurre cerca del final de la película, en la que el protagonista está contemplando abandonar su sueño de crear una obra de teatro, luego de un ataque casi eufórico de emociones en donde casi destruye su habitación. En ese momento, alguien le toca la puerta, y el personaje tiene que intentar calmarse para poder mantener una conversación, dejarle saber a la otra persona que está bien, y luego conseguir las fuerzas para continuar con la obra. Más adelante, ocurre una escena similar en donde el protagonista está hablando con su ex-esposa, y le confiesa que, hace unos años, intentó suicidarse, y ella nunca se enteró.

En ambas escenas, vemos al personaje intentar mantener ciertas conversaciones “normales,” mientras la ansiedad está a punto de explotar, y vemos la desesperación en la cara al reconocer que no le pueden entender. Este sentido de obligación de ser una persona “normal,” mientras que, por dentro, las emociones y los pensamientos están descontrolados, fue una de las actuaciones más profundas y reales que yo jamás había visto. Por poco lloro, al identificarme con el personaje, recordando tantas veces en el que yo estaba teniendo un ataque de pánico, o una serie de pensamientos irracionales, mientras me encontraba rodeado de personas, y por tal razón intenté ocultar lo que estaba ocurriendo. Esa presión de ser “normal” es uno de los peores aspectos de tener una enfermedad de salud mental. Como dice el personaje del Joker en su película de 2019, “La peor parte de tener una enfermedad de salud mental es que las personas pretenden que te comportes como si no la tuvieras.”


Existen varios extremos, por lo menos en mi vida. Por un lado, está el extremo de no querer decirle nada a nadie, e intentar luchar con tu condición sólo, lo cual es imposible. Por otro lado, está el constantemente hablar sobre tu condición, y de esa manera buscar que las personas te cojan pena, o usarla como excusa para vivir cierta vida. Yo he vivido ambos extremos, y es increíblemente difícil encontrar el balance (no ocultar mis problemas, pero tampoco recostarme de ellos).


Desde que vi “Birdman,” he visto varias películas y series en donde se representa esta lucha con la salud mental. Lo triste es que usualmente estas representaciones son superficiales, o extremas. Es normal, por ejemplo, que el personaje lo hagan parecer “loco” (no me gusta esa palabra), como es el caso del Joker. Sin embargo, para muchos de nosotros, vivimos vidas bastante normales, y para los efectos de apariencia, muy pocos se dan cuenta de nuestras luchas. Aprendemos a actuar, a fingir, o sencillamente aprendemos a manejar la situación. En mi caso, en ocasiones me encuentro fingiendo que todo está bien para no cargar ni preocupar a nadie. Pero, en general, puedo decir que he aprendido a manejar mi condición con la ayuda de profesionales (tratamiento psicológico), cuidando más mi salud física, el apoyo de muchas personas, y, sobre todo, con las fuerzas que me da Dios. Gracias a todo esto, me encuentro fingiendo cada vez menos y menos, y viviendo mi vida libremente sin permitir que mi salud mental se convierta en un límite.


Pero, aunque en nuestra sociedad se ha hecho un gran avance en este tema, con más y más personas hablando sobre él, abiertamente, aún hay ciertas cosas que necesitan ser expresadas. Recientemente, comencé a ver la nueva serie de Marvel, “Moon Knight,” en donde el protagonista sufre de una especie de esquizofrenia o múltiples personalidades. Aunque la serie tienes sus problemas, y la representación no es la mejor, han habido varios momentos que me han llegado, y quisiera compartirlos. Los que me leen regularmente saben que mis blogs son de índole cristiano. Pero, admito que, mientras estoy escribiendo estas palabras, en realidad no tengo ningún mensaje cristiano en mente (puede que aparezca mientras escriba). En realidad, solo quiero traer atención a este aspecto de salud mental que es tan importante para mí, y de esa manera quizás seguir ayudando a crear consciencia sobre el tema. Somos muchos los que tenemos estas luchas, pero somos pocos los que lo admitimos.


Ya que no he estado viendo la serie con la intención de escribir algo sobre ella, los ejemplos que mencionaré serán tal como los recuerdo, y no serán citas exactas. Pero, en general, lo que quiero es resaltar ciertos aspectos con los que me he identificado, y de esa manera los que me conocen, me puedan conocer un poco más.


En el segundo episodio, el villano de la serie comienza a retar a Steven Grant, el protagonista, intentando obligarle a que le entregue un artefacto que el villano anda buscando. El villano tiene la habilidad sobrenatural de mirar al interior de las personas, descubrir detalles ocultos que más nadie sabe, y usar estos detalles en su contra. En esta ocasión, el villano le dice a Steven, “Estás roto,” refiriéndose a su lucha con su salud mental (en este momento, Steven a penas está comenzando a darse cuenta de que tiene múltiples personalidades, y está emocionalmente afligido). En respuesta, Steven le dice, “No estoy roto. Solo necesito un poco de ayuda.”


La manera en que Steven lo dice no es la mejor, ya que lo dice de manera pasajera, y hasta un poco jocosa. Pero, no hay manera de negar la fuerza de esas palabras. Este es el primer punto que quiero resaltar: no estamos rotos.


La mayoría de las personas que me conocen, saben que lucho con la ansiedad. Pero, lo que muchos no saben es que, además de la ansiedad, también padezco de depresión, de pensamientos intrusivos, y una leve obsesión compulsiva. Cuando comencé a padecer de estas condiciones, hace alrededor de 10 años atrás o más, uno de mis primeros instintos fue decir, “estoy loco.” Muchas veces me he sentido que estoy roto, que no soy normal, y que nunca seré normal. Esto me ha llevado a menospreciarme, a pensar que no soy digno de estar en una relación estable, entre otras cosas. Me ha costado entender que sufrir de una condición de salud mental no me hace valer menos, especialmente ante Dios. Sigo siendo hijo de Dios, creado en Su imagen y semejanza, y por tal razón sigo teniendo un valor innato, el cual nada ni nadie me puede quitar.


Además de esto, me di cuenta de que no soy el único que tiene estas luchas, o luchas similares (o peores). Las luchas mentales y emocionales son increíblemente comunes, a pesar de que muy pocos las reconocen. Por tal razón, no existe tal cosa como una persona “normal.” Todos tenemos nuestras luchas. Así, que, cuando alguien mira a una persona con un problema de salud mental con desprecio, o como si valieran menos, o fueran menos capaces, o como “locos,” yo me ofendo, aunque no sea conmigo, la cosa.


Algo que las personas deben de entender sobre los que padecemos de problemas de salud mental es que luchamos con esta sensación de que estamos “rotos,” y que nada ni nadie nos puede “arreglar.” Pero, quiero recordarles a todos que no estamos rotos. No estamos dañados, ni nada parecido. Sencillamente, nuestra lucha es distinta a la lucha de otra persona. Sigues teniendo valor. Sigues siendo un ser humano. Sigues siendo cristiano/a. Dios te sigue amando, y sigues teniendo la capacidad para servirle y glorificarle. No estamos rotos, y si lo estuviéramos, créeme, que Dios nos puede “arreglar.” Así, que, dejemos de menospreciarnos a nosotros mismos. Somos más que nuestra salud mental. Nuestra condición de salud mental no nos define.


Otra escena que me impactó, que en realidad son varias, es cuando Steven (el protagonista) se sienta a hablar con un señor que está actuando como una estatua. Seguramente, han visto en algún lugar estas personas que se pintan completamente color de oro o plata, se paran en algún lugar público, y sencillamente permanecen quietos como estatua, y las personas les dan dinero. Steven no tiene amigos, especialmente por su condición, y parece que aprovecha el señor que no se puede mover para contarle sobre su día. El señor nunca reacciona, ni dice nada, pero como está actuando como estatua, no le queda más remedio que escuchar a Steven. Es un momento verdaderamente jocoso, pero también lo encontré profundo.


Este es el segundo aspecto que quiero resaltar: a veces solo necesitamos a alguien que nos escuche. Aquí es donde vemos los dos extremos que mencioné arriba. En ocasiones, nos sentimos que no podemos hablar con nadie, o no queremos hablar con nadie. Pero, en ocasiones, por lo menos en mí caso, caemos en la trampa de cargar a las personas con nuestros problemas. Por ejemplo, yo he notado que, cuando me siento de cierta manera, mi instinto es buscar el teléfono y comenzar a escribir un estado para las redes. Si fuera por mí, todos los días tendría uno o dos estados hablando sobre lo deprimido que estoy, o lo sólo que me siento, etc. Sin embargo, hace unos años atrás me di cuenta que, al hacer esto, solo estoy engranándome más en mis emociones. Es como cuando uno pasa por alguna ruptura romántica, y comienza a escuchar música triste, constantemente. Lo que buscamos es perdernos, por un momento, en nuestra tristeza. No queremos escuchar música feliz. Estamos tristes, y queremos seguir estando tristes.


En mi caso, el problema con esto es que, eventualmente, uno tiene que dejar de escuchar la música triste si es que quiere sanar. Y, cuando me pongo a escribir estos estados emocionales, en vez de ayudarme, lo que hace es hacerme sentir peor. Esto no necesariamente es el caso con todo el mundo, pero es así, conmigo. A raíz de esto, cada vez que siento escribir un estado de esta naturaleza, no lo hago. Y, esto me ha ayudado mucho a no perderme en mi tristeza.


Habiendo dicho eso, la realidad es que, muchas veces, uno sencillamente se siente sólo, y quisiera tener a alguien con quién hablar. Y, cuando hablamos de lo que estamos pasando, no necesariamente estamos buscando respuestas. No estamos buscando solución. Solo estamos buscando un oído empático. En estos momentos, uno solo necesita empatía y afirmación, así que si eres una de las personas con quién he elegido expresarme, no te sientas que necesitas cargar mis cargas, buscándole solución. Son mis cargas; solo quiero sentir que hay alguien conmigo mientras las cargo.


A los que tienen estas condiciones de salud mental, les exhorto a que busquen con quién hablar, preferiblemente algún profesional, pero también algún ser querido que te pueda aguantar la mano mientras tratas de levantarte. Y, a los que no tienen estas condiciones de salud mental, les exhorto a que ofrezcan sus oídos, sin juicios ni prejuicios, sin sentir la necesidad de encontrar solución a los problemas; solo escucha, muestra amor y empatía. Créeme, que eso es más que suficiente.


Por último, en el cuarto episodio vemos a Steven encontrarse con una lucha entre sus personalidades, y ciertas personas externas que le están presionando a hablar. El villano dice que Steven tiene problemas serios, que está roto, y que, por lo tanto, no deberían de confiar en él. Otro de los personajes le pregunta si esto es cierto, y le pide que lo confiese, abiertamente, en confianza. Steven (que ahora es Marc, otra de sus personalidades) comienza a luchar con sus emociones, y casi en lágrimas confiesa, “Es cierto. Estoy mal. Tengo problemas serios. Necesito ayuda. Pero, esto no le resta a que algo está pasando, y ustedes necesitan responder.”


Esta última parte de la cita no es relevante, pero lo que quiero resaltar son dos cosas. Primero, el reconocimiento de parte de Steven (Marc) de que tiene un problema serio, y que necesita ayuda. Esto es una de las cosas más difíciles para admitir, para cualquier persona que tiene cualquier lucha. Muchas veces, no buscamos ayuda para nuestros problemas porque no queremos admitir que es un problema. Sin embargo, como dice el refrán, admitir que tienes un problema es el primer paso para solucionar el problema.


Es bien importante, si estás luchando con algún problema de salud mental o emocional, que reconozcas que estás luchando, y que necesitas ayuda. Reconocer que necesitamos ayuda no es una muestra de debilidad. Al contrario, es de valientes admitir que no lo podemos hacer solos, y pedir ayuda. Esto fue lo que me ayudó a mí a aprender a manejar mi ansiedad. Reconocí y admití abiertamente que tenía un problema, y busqué ayuda psicológica. Estuve un año recibiendo tratamiento psicológico, hasta que, al final del proceso, me sentí lo suficientemente equipado para vivir mi vida, aún con la ansiedad. No fui sanado. La ansiedad no desapareció. Pero, ya no me controla ni dicta lo que yo puedo o no puedo hacer en la vida. En este sentido, la he vencido.


El segundo punto es reconocer que, a pesar de la condición de salud mental, puedes ser funcional. Esto es lo que Steven intenta aclarar en esta escena cuando dice que “Algo está pasando, y ustedes necesitan responder.” Lo que está diciendo que, “No crean que porque tengo un problema de salud mental, que no tengo la capacidad para reconocer lo que está ocurriendo a mi alrededor. No me descarten simplemente porque tengo esta condición.” Yo traduzco estas palabras a mi vida, diciendo, “Aunque tenga problemas de ansiedad, entre otras cosas, sigo siendo un ser humano. He sido llamado por Dios, y sigo ejerciendo ese llamado. Sigo teniendo valor. Sigo teniendo dignidad. Sigo siendo digno de amar y ser amado.”


Como mencioné arriba, las condiciones de salud mental no nos definen. Yo no soy la ansiedad. Yo soy Manuel, hijo de Dios, y que por alguna razón padezco de ansiedad. Pero, soy mucho más que simplemente mi ansiedad. Puedo hacer mucho más que simplemente hablar sobre mi ansiedad. He escrito un libro. Estoy en proceso de escribir otro. He impactado muchas vidas. Disfruto la vida. Amo a la vida. Y, aunque la ansiedad en ocasiones pone ciertos límites, no permito que esos límites dicten lo que yo hago o dejo de hacer. Hasta donde lleguen mis fuerzas, seguiré viviendo la vida. Y, sé que, cuando no las tenga, Dios y los que me aman me ayudarán a seguir hacia adelante. En otras palabras, siempre hay esperanza.


La serie de Moon Knight puede ser mejor, y su representación sobre la salud mental pudo haber sido un poco más profunda. Pero, a pesar de eso tiene muchas cosas positivas, y algunas de esas cosas las he descrito, aquí. Como les dije, no necesariamente hay un mensaje central, cristiano, en este escrito, pero creo que es importante hablar estas cosas. Como mínimo, quiero que los que sufren de alguna condición de salud mental entienda que no estás sólo ni sola. Y, para los que no sufren de estas condiciones, espero que tengan, ahora, una mejor idea de lo que se siente sufrir de ella, y de esa manera crear un poco más de empatía en el mundo.

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