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Por Qué Iré a Ver "Lightyear"




Últimamente, he sentido que no puede pasar ni una semana sin que ocurra alguna situación en donde sienta la necesidad de expresarme. En la mayoría de los casos, ignoro ese deseo, por diversas razones, entre ellas el no querer ser conocido como el que se cree que siempre tiene la razón, o el que pelea hasta con su propia sombra. Otra razón es porque muchas veces siento que es necesario buscar toda la información posible sobre algún tema, para así no expresarme de forma ignorante. Pero, en lo que me siento a buscar toda la información, ya ha pasado el momento, y opto por continuar con mi vida.

Este es uno de esos momentos en el que he querido expresarme, pero hasta ahora he optado por no hacerlo. Esta vez, la razón principal ha sido miedo a ofender a personas que me conocen, querer evitar entrar en debates innecesarios que no tienen fin, y, para ser honesto, miedo a equivocarme. Pero, una de las razones por la cual creé este blog originalmente fue precisamente para tener un espacio en donde expresar mis opiniones, y para eso tengo que estar dispuesto a equivocarme, en ocasiones. Así se aprende. Así, que, si este blog logra por lo menos la meta de crear diálogo, sin necesidad de ofender, he logrado algo.


Con eso en mente, quiero hablar sobre la “gran” controversia relacionada a la película más reciente de Pixar, “Lightyear.” Si no te has enterado, aún, en esta película se incluye una escena en donde una pareja del mismo sexo (mujeres) se dan un beso. Esta película sale en un momento histórico en donde el estado de Florida ha prohibido la enseñanza sobre ciertos temas sexuales (como la ideología de género) en las escuelas públicas antes del tercer grado, una movida controversial que ha tocado las puertas de Disney. Larga historia hecha corta, al parecer esta escena originalmente fue eliminada de la película, pero en respuesta al clamor de la comunidad lgbttq+ ha sido incluida, nuevamente, por lo menos en los estados unidos.


A raíz de esta escena, muchos padres, mayormente cristianos y/o republicanos, se han levantado en contra de Disney, en especial “Lightyear,” pidiendo que no la vayan a ver, argumentando que Disney está atentando contra la niñez, y que esta escena solo está diseñada para seguir promoviendo la agenda liberal que parece dominar el foro público, en la actualidad. En palabras sencillas, “El homosexualismo es pecado. No me lo enseñes a mis hijos, sin mi permiso.”


Honestamente, yo no creo que la controversia realmente sea tan grande como los medios lo quieren hacer parecer. Personalmente, no conozco a nadie que esté luchando ferozmente en contra de la película, y los pocos que conozco que están en contra de la escena no están diciendo que tal escena convertirá a sus hijos en homosexuales, ni nada parecido. La lucha es en contra de las ideologías que Disney y otras compañías están promoviendo, en general, pero hablaré un poco más sobre eso, abajo.


En el resto de este escrito, quiero presentar por lo menos dos posiciones principales. Por un lado, me molesta que cristianos levanten tanto revuelo por esta escena por razones que explicaré más adelante. Por otro lado, la caricatura hacia estos cristianos es completamente falsa. Es decir, la situación es más seria de lo que muchos quieren hacerla parecer. Comenzaré por este segundo punto, primero.


Hace mucho tiempo se ha ido viendo con mayor frecuencia cómo “Hollywood” ha querido promover cierta agenda, especialmente hacia nuestros niños. “Lightyear” no es la primera película o serie, ni tan siquiera de niños, que claramente busca promover ciertas conductas que son contrarias a los valores cristianos. Recordemos cómo hace un tiempo la actriz Gina Carano fue cancelada, públicamente, y botada por Disney de la serie “The Mandalorian,” principalmente por hacer unos comentarios en donde comparó a los demócratas con los Nazis. Esto fue bastante interesante porque, anterior a Gina, el actor principal de la serie, Pedro Pascal, también había hecho tal comparación, pero entre los Nazis y Donald Trump. ¿Por qué cancelan y botan a Gina, y no a Pedro? Claramente, no es por la comparación con los Nazis. Eso solo fue la excusa.


La realidad del asunto es que, ya hace mucho tiempo Gina había tenido roces con Disney por sus perspectivas un poco más conservadoras, en especial por negarse a incluir sus pronombres en su perfil de Twitter. Cuando hizo esto, se le exigió pedir disculpas a la comunidad LGBTTQ+, a pesar de que miembros de esta comunidad alegadamente le habían amenazado de muerte a ella por sus posturas. A estas personas no se les hizo nada, ni a Pedro Pascal, pero a Gina sí. El mensaje fue claro: En Disney no queremos personas conservadoras.


Varias semanas luego de esta controversia, Disney anuncia que el artista Lil Nas X estaría participando de la nueva serie para Disney+, “The Proud Family: Louder and Prouder.” Cabe notar que este anuncio vino días después de que Lil Nas X participara de unos premios (VMAs) en donde, al final sale simulando una orgía entre él y como 10 hombres más. También cabe notar que Lil Nas X había estado en controversias anteriormente, entre ellas por crear unos tenis con símbolos satánicos, los cuales incluían una gota de su sangre en cada tenis. ¿Esta es la imagen que Disney elige para su próxima serie dirigida a niños?


Esto es solo un ejemplo de un problema mayor que está ocurriendo en “Hollywood,” y en la sociedad, en general. Disney es la compañía más poderosa del mundo, dentro de la industria del entretenimiento, y su contenido va dirigido principalmente hacia niños y menores de edad. Cuando esta compañía, entonces, usa su plataforma para promover ciertas ideologías, mientras intenta silenciar otras, es un problema serio. Y, esto es lo que las personas que se oponen a “Lightyear” están denunciando. El asunto no es meramente una escena que, por ignorancia, los padres se creen que si llevan a sus niños al cine para verla saldrán traumatizados o se convertirán en homosexuales. Seguramente, hay personas que sí creen esto, pero estas personas no representan la mayoría. El asunto es que claramente hay un movimiento dirigido hacia la niñez que busca exponerlos a temprana edad a temas e ideologías a los que, sencillamente, no deberían de estar expuestos a esa edad.


En mi niñez, yo no estaba pensando sobre si yo era un nene o una nena. No estaba pensando sobre mis pronombres. No estaba pensando sobre el sexo, excepto como un juego de pura ignorancia con otros niños (jugábamos “casa,” por ejemplo). Esa inocencia se ha perdido, y no podemos decir que la razón es porque los niños de hoy día son más inteligentes, o crecen más rápido. Esto podrá ser un factor, pero no podemos ignorar el hecho de que esta sociedad los está exponiendo a estos temas por todas partes. Ya no se puede ni tan siquiera salir a la calle sin ver alguna promoción para algún perfume, por ejemplo, en donde los modelos estén casi desnudos, simulando alguna posición sexual. Ya no se puede tan siquiera llevar a un niño al cine a simplemente disfrutar. No. Quieren incluir la sexualidad y las ideología de género en todo, y luego nos preguntamos el por qué hay tanta confusión en la niñez y juventud.


Yo recuerdo cuando era posible ser un nene “afeminado,” o una nena “masculina.” Es decir, yo tenía amigas que jugaban baloncesto, y vestían como yo. Pero, eran nenas, como cualquier otra nena. Igualmente, conocía nenes que tenían ciertos manerismos, no les gustaba los deportes, y se sentían más cómodos compartiendo con nenas, en vez de nenes. Pero, seguían siendo nenes, y esto no era un gran problema. Hoy día, si un nene siente que no se identifica con otros nenes, la sociedad quiere cambiar sus pronombres, declara que tiene un problema de identidad de género, lo viste de nena, y cuando llega a cierta edad lo expone a ciertos procedimientos o tratamientos hormonales, algunos de los cuales son irreversibles (en el sentido de sus consecuencias). Esto, a pesar de que las estadísticas demuestran que la gran mayoría de los niños que tienen alguna confusión de identidad de género en la niñez, logra conformarse felizmente a su cuerpo biológico, luego de la pubertad. Sin embargo, queremos impedir la pubertad y permitir que los niños tomen decisiones que afectarán el resto de sus vidas.


¡Verdaderamente, estamos al revés!


Una vez más, entonces, de esto se trata la lucha en contra de escenas como la de “Lightyear.” No es pura ignorancia o “show.” Es que la inocencia de la niñez está siendo destruida, cada día más, y necesitamos hacer algo para retomarla. Echando hacia un lado nuestras creencias sobre si ser homosexual o transgénero es pecado o no, la realidad es que los niños solo necesitan ser niños. Dejemos que disfruten su niñez sin tener que pensar tanto en estas cosas, y una vez llegan a cierto nivel de madurez, se les ayuda a tomar la decisión que sea mejor para ellos. Lamentablemente, esto que acabo de decir puede ser considerado homofóbico, transfóbico, o extremista.


Decir “dejemos que los niños disfruten de su inocencia” es considerado, por muchos, como una retórica de odio que solo provoca el suicidio de millones de niños que están siendo presionados a no ser libres. De esta manera buscan silenciar a todo aquel que se atreva a cuestionar estas ideologías, y así continuar promoviendo su propia agenda. Por tal razón es más fácil crear una caricatura de estos padres que se oponen a “Lightyear” como cristianos fundamentalistas, ignorantes, llenos de odio, parte de la “verdadera generación de cristal.” Es más fácil crear esta caricatura, y rechazarla, que interactuar con el tema de manera racional, y juntos encontrar la verdad para el bien de todos.


Ahora bien, tengo que hablar sobre la otra posición que mencioné arriba, admitiendo que en realidad esta era la razón principal por la cual comencé a escribir sobre este tema. Si muy bien es cierto todo lo que acabo de señalar, también es cierto que esto no se limita al tema del homosexualismo. Sin embargo, el tema del homosexualismo parece ser lo que más nos importa. Y, es por esta razón que el mundo ve nuestra lucha como un ataque de odio hacia una comunidad entera, y no están dispuestos a dialogar. Mientras queremos predicarles sobre el amor de Cristo, esta comunidad lo que ve en nosotros es un ataque personal en contra de su existencia, sus derechos, y su humanidad.


Olvidémonos, por un momento, si esta perspectiva es correcta, o no. El punto es que es la perspectiva que muchos tienen sobre la iglesia. Lo que nos deberíamos de estar preguntando es, ¿por qué? ¿Qué estamos haciendo para aportar a esa imagen? ¿Qué podemos hacer para cambiarla? En vez de ponernos defensivos, y continuar señalando a los “liberales pecaminosos,” deberíamos de mirarnos en el espejo y reflexionar sobre si estamos haciendo las cosas de la mejor manera. Y, si no es así, ¿qué podemos hacer para cambiar?


Encuentro un poco absurdo que, cada vez que sale una película como “Lightyear” que incluye alguna escena relacionada a la comunidad lgbttq+, como un beso entre dos mujeres, o un personaje abiertamente gay, las personas, principalmente cristianos, quieren boicotearla. Lo encuentro absurdo por la siguiente razón: ¿en donde están los llamados a boicotear películas que incluyen violencia, o malas palabras, o bebidas alcohólicas, o que promueven el divorcio, etc.? Hace unos años, en Netflix, salió la película “Marriage Story.” La película entera es sobre una pareja que busca divorciarse, y...spoilers...terminan divorciándose. Es indiscutible que, bíblicamente, el divorcio es pecado (y, esto lo digo como alguien que es divorciado). Como mínimo, debemos de admitir que no es algo que a Dios le agrada (Malaquías 2:16, “Yo aborrezco el divorcio – dice el Señor, Dios de Israel.” NVI). ¿Dónde estaban los llamados a boicotear esa película? Y, no digamos que no fue popular. Sí lo fue. Tampoco digamos que no promueve el divorcio como una buena solución. Si, lo hace (aunque también presenta lo que se sufre, en un divorcio). ¿Por qué, entonces, no boicoteamos esa película?


Pero, quizás algunos dirán que la diferencia es que “Marriage Story” no es dirigida a niños. Los adultos podemos verla y discernir entre lo bueno y lo malo, y rechazar lo malo. La verdad es que encuentro este argumento irrelevante, pero para los efectos de este escrito, lo aceptaré. ¿En donde están los biocoteos a Star Wars, entonces? Star Wars tiene un gran mensaje para niños y jóvenes, pero también presenta la violencia, hace “cool” un villano (Darth Vader), dos hermanos se besan sexualmente, tiene malas palabras (muy pocas, pero las hay), y nos presenta al panteísmo como la “verdadera” religión. Incluso, su creador es un budista. O, boicotiemos la película “Soul,” cuya premisa nos presenta una perspectiva sobre la muerte que es totalmente contraria al cristianismo. “The Princess and the Frog” nos presenta la santería que predomina en lugares como New Orleans, “Coco” nos presenta el “Día de los Muertos,” celebrado principalmente en Méjico, los “Power Rangers” nos presentan una bruja como la villana principal, y así consecutivamente. Esto sin entrar en los mensajes, como tal, de muchas de estas películas que buscan promover el individualismo, un enfoque en la felicidad y los placeres terrenales, entre otras cosas.


En otras palabras, si vamos a boicotear todo lo que sea contrario a nuestros valores cristianos, deberíamos de boicotear casi todo. Pero, esto no es realista, y además de no ser realista, a ningún cristiano le interesaría vivir así. No estamos dispuestos a boicotear al MCU, a pesar de que son productos de Disney, y también incluyen cosas que son contrarias a nuestros valores cristianos. En este caso, ignoramos nuestros valores porque queremos ver la próxima película de Spider-Man o Wanda. Pero, vamos a boicotear a “Lightyear,” no porque incluye escenas de acción o violencia, en una sociedad en donde la violencia continúa siendo un problema sumamente serio, especialmente para nuestros niños, sino porque incluye una pareja lesbiana que se da un beso por menos de 5 segundos.


No vamos a boicotear a “Iron Man,” a pesar de que ese personaje es un alcohólico. No vamos a boicotear a “The Incredible Hulk,” a pesar de que lo hemos visto matar y fornicar en más de una ocasión. No vamos a boicotear a “She Hulk,” a pesar de que este personaje es conocida por ser sumamente sexual y promiscua. No vamos a boicotear ninguna película de terror, horror, o misterio, aún las que se centran en temas espirituales como los demonios. No vamos a boicotear a ”The Boys,” a pesar de lo increíblemente grotesca y violenta que es esa serie. No vamos a boicotear a “The Time Traveler’s Wife,” a pesar de que vemos, constantemente, al hombre casi desnudo, y en una escena lo vemos tener sexo oral consigo mismo (sí, leíste bien). Pero, vamos a boicotear a “Lightyear” porque dos mujeres se besan por unos segundos, a pesar de que, según me cuentan, esta escena casi pasa por desapercibida de lo poco que la enfatizan.


Este es el problema que yo tengo con estos llamados a boicotear este tipo de película. También lo hicieron con “Beauty and the Beast” porque enseña a dos hombres bailando, insinuando que son homosexuales. No estoy diciendo que está bien apoyar estas películas, o que no debemos de hacer nada al respecto. No estoy diciendo que simplemente debemos de aceptarlo o aplaudirlo. Ya mencioné, arriba, que realmente existe una agenda en contra de la niñez, y creo que debemos de resistirla. Pero, cuando solo lo hacemos cuando se trata de la comunidad lgbttq+, mientras ignoramos todas estas otras cosas que también afectan a nuestros niños, o que también van en contra de nuestros valores cristianos, además de ser hipócritas, estamos mostrándole al mundo que la tenemos en contra de esta comunidad.


Esta es una de las razones por la cual la comunidad lgbttq+ nos ve a la iglesia como su enemigo. No es simplemente porque nos “atrevemos” a denunciar al pecado. Es porque parecemos que solo denunciamos al pecado cuando se trata de ellos, con pocas excepciones (como el aborto). Y, si nada de esto te aplica a ti, pues perfecto. No necesito que me respondas diciendo que estoy mal. El mensaje va dirigido a personas quienes hacen esto, que se levantan solamente en contra de la comunidad lgbttq+, y que está aportando a la imagen tan negativa que el mundo tiene sobre nosotros.


A veces me pregunto, luego de estas luchas en contra de “Lightyear,” o situaciones similares, ¿cómo pretendemos que el mundo nos escuche cuando busquemos predicarle el evangelio? ¿Realmente creemos que esta es la manera en que creamos el ambiente en donde el mensaje del evangelio pueda ser escuchado y recibido? O, ¿estamos levantando paredes que, luego, se nos hará casi imposible derrumbar? Yo creo que más allá de simplemente luchar por lo correcto, estamos creando enemigos, no del evangelio, sino de nosotros, los portadores del evangelio. No pretendo tener la solución perfecta, pero algo sí puedo decir: claramente, lo que estamos haciendo no está funcionando. Como mínimo, debemos de reflexionar sobre el fruto de nuestras acciones, e intentar buscar una mejor manera de defender la verdad, sin marginalizar a millones de seres humanos que necesitan a Cristo.

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