Antes de comenzar, quiero hacer algunas aclaraciones. Primero, este blog va dirigido a cristianos. Encuentro increíble cómo tantos cristianos, especialmente jóvenes, se han dejado influenciar tan drásticamente por las inclinaciones de la sociedad. El lente a través del cual vemos a la vida ya no es la Biblia, sino que son los principios humanistas y seculares del mundo. Hablamos de los derechos de la mujer sobre su propio cuerpo, por ejemplo, sin tomar en consideración lo que Dios dice al respecto. Conocemos los argumentos filosóficos, humanistas, feministas, etc., pero ¿conocemos lo que la Biblia enseña? Entiendo, en parte, que un no-cristiano les ponga prioridad a estas otras perspectivas, pero encuentro incomprensible que, para un/a cristiano/a, la opinión de Dios sea secundaria.
El punto aquí no es que, para ser pro-vida (o estar en contra del aborto), es necesario ser cristiano. Los argumentos principales que se usan actualmente en contra del aborto no son religiosos, en su naturaleza, sino que están basados en hechos científicos y filosóficos. Pero, mi punto es que, aunque puedo entender cuando un no-cristiano apoya el aborto, no puedo entender cómo un cristiano puede mantener la verdad de la Biblia, por un lado, y por otro lado apoyar al aborto. Encuentro ambas posiciones contradictorias, y es esa contradicción la cual me movió a escribir este blog.
Sencillamente, a veces no entiendo cómo un/a cristiano/a reconcilia lo que dice la Palabra con sus propias creencias, especialmente cuando estas dos perspectivas están completamente opuestas. Me inclino a pensar que, sencillamente, la mayoría de los cristianos no conocen, o no les importa, lo que dice la Palabra de Dios sobre estos temas. Pero, si ese es el caso, ¿realmente podemos decir que somos cristianos? Mi exhortación principal, entonces, es que analicemos lo que la Biblia dice sobre estos temas, y nos preguntemos cómo reconciliamos eso con la opinión popular. Y, de no ser posible reconciliarlas, ¿cuál de las dos debe de tener prioridad en nuestras vidas? Claramente, para el cristiano, la prioridad debería de ser la Biblia.
Segundo, entiendo perfectamente que, legalmente, el aborto es un derecho. No estoy argumentando que no lo es. Mi argumento principal es que, bajo principios cristianos, incluso bajo ciertos principios no-cristianos, el aborto no debería de ser considerado un derecho. Con este fin, estaré respondiendo a algunos de los argumentos más comunes que se usan en defensa del aborto, con la intención de demostrar la debilidad de esos argumentos.
Por último, y es lamentable que tenga que decir esto, soy un hombre. Esto quiere decir que, según la tendencia de esta sociedad, yo no tengo derecho de hablar sobre este tipo de tema. La palabra “mansplaining” es la moda del momento, y entiendo perfectamente que este blog podría ser catalogado de esta manera (erróneamente). Sin embargo, la verdad es la verdad, independientemente si proviene de un hombre o de una mujer. Por lo tanto, exhorto a los lectores que tomen la información provista en este blog, y la analice críticamente por sus propios méritos. Si la descartamos simplemente porque proviene de un hombre, mostramos que no nos interesa la verdad, sino que solo nos interesa expresar nuestra propia opinión, y silenciar toda opinión contraria.
Habiendo dicho eso, no quiero pretender ser autoridad en el tema, ni imponer mi perspectiva sobre la de la mujer. Puedo hablar todo lo que yo quiera en contra del aborto, pero, al final del día yo no sé lo que se siente estar en esa encrucijada. Por lo tanto, a pesar de que yo no creo en el aborto, jamás me atrevería a obligar a una mujer a no abortar. En este caso, y en muchos otros, lo más que puedo hacer es expresar lo que entiendo que es verdad, oponiéndome a aquello que entiendo que es contrario a la verdad de Dios. Pero, no puedo obligar a nadie a hacerme caso, en especial si no soy yo el que está viviendo tal situación. Lo único que estoy pidiendo, entonces, es que no rechaces mi opinión simplemente porque soy hombre, sino que la evalúes por sus propios méritos, y tomes tu propia decisión final.
Aclarado esos puntos, entonces, quiero comenzar con la perspectiva bíblica, antes de interactuar con los argumentos comunes que se usan para defender al aborto. Lo primero que quiero enfatizar es que, una y otra vez, la Biblia afirma y reafirma que la vida de un ser humano comienza en el vientre. Jeremías 1:5, por ejemplo, dice, “Antes que te formase en el vientre te conocí.” Isaías 40:1 dice que “Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.” El Salmo 139:13-16 lo lleva un poco más lejos, aún, afirmando la participación directa de Dios en la formación de la vida, y diciendo que “Mi embrión vieron tus ojos…” Similarmente, Lucas 1:41-44 nos dice que el bebé en el vientre de Elisabet (Juan el Bautista) “saltó de alegría en mi vientre,” al escuchar la voz de María. Si el feto o el embrión no es una vida en el vientre, ¿cómo todo esto es posible? La respuesta es que, si el feto en realidad es solo unas pocas células, nada de esto sería posible. Para el cristiano, entonces, es más que claro que la Biblia enseña que la vida comienza en el vientre, y que Dios valora cada vida desde antes de nacer. Incluso, en ocasiones los llama y tiene ciertos propósitos específicos para estas vidas no-nacidas. ¿Cómo el cristiano puede reconciliar estas afirmaciones bíblicas con la afirmación de que el feto no es una vida? Lo encuentro imposible.
Segundo, la Biblia trata la muerte de un bebé en el vientre de la misma manera en que trata la muerte de cualquier otro ser humano. Éxodo 21:22-25 nos dice que, si en medio de una pelea, alguien hiere a una mujer embarazada, y provoca que ella aborte, “pagarás vida por vida…” Quiero dejar claro que no estoy abogando por la pena de muerte. Hay otros principios en juego aquí que quizás hable en otra ocasión, como la paga de Jesús por nuestros pecados, invalidando los castigos de la Ley. Pero, el principio que queda más que claro en este pasaje es que, bíblicamente, el feto dentro del vientre de una mujer es considerado un ser humano, y provocar la muerte de este feto es considerado asesinato. En otras palabras, aún desde el vientre, la vida tiene un valor inviolable, ante Dios, y el aborto va en contra de ese valor y la dignidad humana.
Con todo esto en mente, no entiendo cómo es que un/a cristiano/a mantiene que la mujer tiene derecho a abortar. No sé cómo lo hacen, pero, lo que sí sé es que, cuando lo hace, lo está haciendo en contra de lo que la Biblia enseña al respecto. Hace poco, uno de mis profesores me dijo que las creencias de las personas son más evidentes en sus acciones que en sus palabras, y estoy totalmente de acuerdo. Yo puedo decir todo el día que soy cristiano, que amo a Cristo, amo a Dios, etc., pero si mis acciones no demuestran esto, mis palabras pierden todo su valor.
Queda claro que la Biblia enseña que la vida comienza en el vientre, pero ¿qué tal de los argumentos sociales que se usan para justificar el aborto? Vamos a ver.
Argumento #1: Es mi cuerpo.
Ofreceré dos respuestas a esto; la primera cristiana, y la otra un poco más neutral. Bajo la perspectiva cristiana, es completamente absurdo atrevernos a decir cosas como, “es mi vida,” o “es mi cuerpo.” Por ejemplo, la Biblia enseña claramente que el cristiano fue redimido por la sangre de Cristo (Efesios 1:7; Colosenses 1:14). La palabra “redimido” significa literalmente “comprado.” Cuando la Biblia nos enseña que fuimos redimidos, entonces, nos está enseñando que ya no le pertenecemos ni al mundo, ni al pecado, ni al enemigo, sino que le pertenecemos a Cristo. Decir que “es mi cuerpo” es ignorar que mi cuerpo y mi vida le pertenece a Cristo, no a mi. Pablo enfatiza esto, diciendo que, “Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios” (1 Corintios 6:19-20, NVI). Para el cristiano, entonces, es inaceptable afirmar que somos dueños de nuestro propio cuerpo, y usar este argumento para justificar el aborto.
Ahora, viéndolo desde una perspectiva un poco más neutral, esta afirmación sigue siendo un problema. El primer problema es que somos selectivos a la hora de aplicarlo. “Es mi cuerpo” aplica a mi sexualidad, y a mi derecho al aborto, pero no aplica a las drogas, el alcohol, o cualquier cosa que me pueda hacer daño. “Pero, no es lo mismo, porque el aborto no le está haciendo daño a nadie.” Voy a ignorar la ignorancia de tal afirmación (le hace daño al feto, en ocasiones a la madre, y en ocasiones a la familia), por el momento, y lo tomaré por cierto. Vamos a decir que el aborto no le hace daño a nadie. Aún así, si yo quiero hacerme daño a mi mismo, ¿qué derecho tienes tu en impedirlo? Si yo quiero cortarme cuando estoy triste, o quiero vomitar porque creo que soy muy gordo, o quiero meterme drogas hasta más no poder, o quiero beber alcohol desde la mañana hasta la noche, ¿qué derecho tienes tu en intentar impedirlo? Es mi cuerpo, y no te estoy haciendo daño a ti ni a nadie. Sin embargo, todos reconocemos que, aunque no puedo obligarte a dejar de hacerte daño, el mero hecho de que es tu cuerpo no justifica esas acciones. Y, si realmente nos amamos, los unos a los otros, cuando veo que te estás haciendo daño, haré lo posible por ayudarte a salir de esas conductas. Si el argumento es “es mi cuerpo,” no debería de importar si mis acciones me están causando daño, o no. Esto demuestra que hay otras razones para apoyar el aborto, y que no es un mero hecho de que “es mi cuerpo.”
A esto le podemos añadir el riesgo que podría tener un aborto en la vida y el cuerpo de una mujer. Así, que, si el argumento es que “es mi cuerpo” solo aplica a acciones que no causan daño propio, pues aún así, el aborto no caería dentro de esa categoría. Aunque sí es cierto que el aborto es mucho más seguro para la mujer, hoy día, el riesgo sigue existiendo, y hay muchas mujeres que mueren, o sufren consecuencias de salud a raíz de un aborto. Esto, sin mencionar las posibles consecuencias emocionales, espirituales, o en su núcleo familiar.
Pero, el problema mayor con esta afirmación, sin embargo, es que… ¡no es tu cuerpo! La decisión de abortar no afecta solamente el cuerpo de la mujer, sino que afecta la vida del feto, también. ¿Acaso es un latido de corazón, o son dos? ¿Es un sistema central nervioso, o son dos? ¿Es una actividad cerebral, o son dos? La respuesta a estas preguntas depende del mes en que se aborte, pero creo que el punto de ellas es claro: No es un solo cuerpo, el que está siendo afectado por el aborto; son dos. Enfatizaré este punto más abajo. Por ahora, seguimos con el segundo argumento.
Argumento #2: El feto no es una vida.
Ya vimos arriba que, bíblicamente, esta afirmación es falsa. Pero, la realidad del caso es que, aún desde una perspectiva más neutral (o científica), también es falsa. No entraré en todos los detalles y estudios que se han realizado que demuestran, por ejemplo, cuán temprano un feto puede reaccionar a estímulo externo, sentir dolor, etc. Solo quiero hacer unos puntos breves. Primeramente, desde el momento de concepción, el embrión (o zigoto) contiene una composición genética, distinta a la de la madre, y al del padre. En otras palabras, es una criatura individual, y no es meramente parte del cuerpo de la mujer. Normalmente, un ser humano tiene 46 cromosomas, 23 de la madre y 23 de la madre. El brazo derecho no tiene una composición genética distinta al brazo izquierdo, o la pierna del resto del cuerpo, sino que cada persona tiene una composición genética particular. Si no fuera así, no se podría hacer estudios de ADN en un crimen, por ejemplo, ya que si tu sangre tiene una composición genética, pero tus dedos tienen otra, o tu pelo otra, o tu saliva, etc., pues no se podría utilizar los rastros de ADN para culpar a nadie. Es precisamente porque el cuerpo completo tiene una sola composición genética que hace este tipo de estudio posible.
Sin embargo, en el caso del zigoto, ya existe una composición genética distinta a la de la madre, y la del padre, desde la concepción. Si el zigoto (o el embrión o el feto) realmente fuera parte del cuerpo de la mujer, tendría la misma composición genética que el resto de su cuerpo, pero no es así. Claramente, entonces, es una vida individual.
Más allá de eso, cuando una mujer queda embarazada, la reacción inicial del cuerpo de la mujer es rechazar al feto. En ese momento, se activan ciertos mecanismos en el cuerpo que contrarrestan esta reacción inicial, y permite que la mujer continúe con su embarazo. En ocasiones, debido a ciertos defectos médicos, como condiciones inmunológicas, estos mecanismos no se activan y el cuerpo de la mujer literalmente ataca al feto, intentando rechazarlo como rechaza a un virus o a los gérmenes. Todo esto demuestra que, desde el momento de concepción, el mismo cuerpo naturalmente reconoce que hay algo externo que no es parte del resto del cuerpo. Por lo tanto, científicamente hablando, el feto no es una parte del cuerpo de la mujer.
Aún si decimos, como dicen algunos, que el feto o el embrión es solo una bola de células, esto no es un argumento en contra de que el feto sea una vida, porque…¡una sola célula es vida! Así, que, aún si aceptamos que el feto es solo una bola de células, bajo la definición de vida, el feto seguiría siendo una vida. La pregunta es, ¿qué tipo de vida es? Pues, lógicamente, es una vida humana, porque proviene de un ser humano. Científicamente, entonces, no hay argumento alguno para decir que el feto no es una vida. Algunos dirán, “Pero, ‘matar’ una célula no es asesinato.” Cierto. Pero, como ya expliqué arriba, el feto va más allá de una mera célula, e incluye una composición genética única, y es reconocido por el cuerpo de la mujer como una criatura externa. El feto se alimenta, crece, se desarrolla, etc. A esto le podemos añadir el hecho de que, por lo menos en el tercer trimestre (algunos dirían que antes), el feto ya puede reaccionar a estímulo externo, sentir dolor, etc. Todo esto son características de una vida, y no de una mera célula.
Volviendo al argumento #1, entonces, queda más que claro que, cuando se decide abortar, no se está afectando solamente el cuerpo de la mujer, sino que se está eliminando una vida completamente distinta a la de la mujer.
Pero, a pesar de todo esto, algunos seguirán insistiendo en que no es una vida en el vientre. Esto trae la pregunta, ¿En qué momento se convierte en una vida? Aunque la respuesta varía de persona en persona (algunos dicen en el segundo trimestre, otros en el tercer trimestre, etc.), mostrando que la definición de vida en el caso de un feto parece ser arbitraria, la respuesta más común es que se convierte en una vida, luego de nacido. Esto lo discutiré más abajo. Por ahora, vamos al tercer argumento.
Argumento #3: La Violación y el Incesto
Típicamente, cuando alguien intenta argumentar en contra del aborto, la respuesta más común es, “Pero ¿y en casos de violación o incesto?” Algunos cristianos intentan responder diciendo que, aún en estas circunstancias, Dios tiene un propósito. Otros dicen que el bebé no tiene culpa de las acciones de un hombre, y por lo tanto no debería de pagar por eso. Y, otros dicen que dos males no hacen un bien. Yo no intentaré defender ninguno de esos argumentos. La realidad es que es perfectamente entendible sentir el deseo de abortar cuando el embarazo es producto de algo tan horrible como una violación o el incesto. Para decir más, la mayoría de las personas (en mi experiencia) que no apoyan el aborto, están dispuestos a aceptarlo en caso de violación, incesto, o en casos en donde la vida de la madre está en peligro. Por lo tanto, aún aceptando estos casos, no es un argumento a favor del aborto, en general; más bien, son excepciones.
Quiero aprovechar y dejar algo claro sobre estos casos extremos. Aunque es casi imposible saber las razones exactas por la cual una mujer decide abortar, ya que muy pocas lo dicen, los pocos estudios que existen sobre el tema revelan que menos de 1% de los abortos ocurren por violación o incesto, y menos de 2%, si incluimos casos en donde la vida de la madre está en peligro. En otras palabras, es un ejemplo extremo que casi no ocurre, y por lo tanto, no se puede usar como un argumento a favor del aborto en general. Como mucho, solo puede ser un argumento para permitir excepciones.
Argumento #4: El Feto No Tiene Derechos
Aunque existen mucho otros problemas con el aborto, para ir cerrando quiero tocar el aspecto legal. El término legal de una vida (un ser humano) es “nacido.” Es decir, un nacido es aquel que puede sobrevivir fuera del cuerpo de la mujer (artículo 70 del código civil). Una vez el nacido pueda sobrevivir fuera del cuerpo de la mujer, entonces adquiere los derechos que tienen otros seres humanos. En otras palabras, legalmente, el asunto no es si el feto es o no es una vida; esto es un hecho científico. El asunto es que, aún siendo una vida, no tiene ciertos derechos, hasta que nazca. Esto es una sobre-simplificación, claro está, pero entiendo que es un resumen bastante certero.
Existen varios problemas con el argumento legal. Primeramente, aunque algo sea legal, no quiere decir que está bien. En el pasado, el negro no tenía ciertos derechos, bajo la ley, porque legalmente no eran considerados seres humanos completos. Similarmente, los judíos fueron asesinados por los Nazis bajo el concepto de que eran seres humanos inferiores. Ahora, el mismo argumento que se usó en el pasado para justificar la esclavitud y el holocausto, se está usando para justificar al aborto. ¡No puedo ser el único que entiende esto!
Segundo, aunque se escucha bien en teoría, en práctica no lo es. Se desconoce los números exactos, pero un porcentaje pequeño de abortos en los estados unidos no son exitosos. En otras palabras, en ocasiones, el feto sobrevive el aborto, como el caso de Gianna Jessen. Cuando ocurre esto, no existe ninguna obligación legal para que el doctor le de algún tratamiento médico al bebé, y lo que termina pasando es que sencillamente lo dejan sobre una mesa, hasta que se muera. En ocasiones, le dan tratamientos de “confort,” para que mueran “en paz.” Pero, ven acá, ¿no acabamos de decir que, legalmente, un nacido es aquel que puede sobrevivir fuera del cuerpo de la mujer? ¿No se supone que un nacido tenga todos los derechos a la vida que cualquier otro ser humano? Sin embargo, cuando el bebé sobrevive el aborto, simplemente lo dejan morir, tarde lo que se tarde. Aquí vemos la hipocresía dentro del marco legal a favor del aborto, y vemos que en realidad un bebé adquiere derechos cuando se le de la gana a los padres darle esos derechos; no tiene nada que ver con haber nacido, o no.
Tercero, el criterio de poder sobrevivir fuera del cuerpo de una mujer crea una jerarquía social, basada en riquezas o privilegios sociales. Por ejemplo, si yo pertenezco a la clase baja de la sociedad, con pocos recursos económicos, médicos, y alimenticios, la probabilidad de que mi bebé nazca saludablemente y sobreviva fuera del vientre son muy bajas, en comparación con otras clases sociales. Pero, si pertenezco a la clase alta, con acceso a recursos médicos no disponibles para la clase baja, pues la probabilidad de que mi bebé sobreviva es más alta. ¿Estamos diciendo que el bebé de una mujer pobre no es un ser humano porque no tiene los recursos para sobrevivir, pero el bebé de una mujer rica es un ser humano porque sí tiene los recursos para sobrevivir? Esto es algo absurdo, y no entiendo cómo lo permitimos.
No es casualidad de que la mayoría de las clínicas de aborto están en áreas de bajo recurso, y una mujer negra es 3.5 veces más propensa a abortar que una mujer blanca. Claramente, el aborto y la definición legal de un ser humano están diseñados para afectar desproporcionalmente a las minorías de bajos recursos. Si existe tal cosa como el racismo sistemático, esto sería un claro ejemplo. (Cabe notar que se alega que las clínicas de Planned Parenthood, las cuales se dedican principalmente al aborto, originalmente fueron creadas y puestas en áreas de bajo recurso para intentar erradicar a los negros. Pero, eso es tema para otro día).
La definición legal de una vida, entonces, o de un ser humano (un nacido) es trivial, arbitraria, no está basada en la ciencia, y resulta en una jerarquía de clases sociales. Eso, sin hablar sobre su naturaleza moral (inmoral).
Quiero terminar haciendo una pregunta que hice en mis redes hace varias semanas atrás, y solo una persona se atrevió contestar. No necesariamente tienes que estar de acuerdo con nada de lo que he dicho, hasta ahora. Vamos a decir que no estás de acuerdo con nada de lo que he dicho. Aún así, creo que todos podemos admitir que, todo lo que he dicho hasta ahora, como mínimo, es posible. No tienes que creer que el feto es una vida o un ser humano, pero claramente existe una posibilidad de que esto sea el caso. Como mínimo, debemos de reconocer que siempre es posible estar equivocado. Así, que, aún si la evidencia actual favoreciere la posición de que el feto no es una vida (lo cual no es cierto), debemos de admitir que existe la posibilidad de que la evidencia está errada.
Con eso en mente, entonces, si existiera la posibilidad de que algo que tu haces podría provocar la muerte de un ser humano inocente, ¿lo harías? Quizás no mate a nadie, pero cabe la posibilidad de que si. Conociendo ese riesgo, ¿aún así, lo harías? Vamos a hacerlo más interesante, aún. Si, con presionar un botón, tu vida mejora un poco, pero es posible que cada vez que lo presiones, alguien inocente muere, ¿lo presionarías? Más importante aún, ¿sería correcto presionarlo?
Entiendo que, con pocas excepciones, todos podemos estar de acuerdo que, si es posible que presionar el botón resulte en la muerte de una persona inocente, no es moral, ni ético, ni correcto hacerlo, aún si presionarlo me beneficia a mí, de alguna manera. Si lo presionas, sabiendo las consecuencias, solo por buscar mejorar tu vida un poco, estás siendo completamente egoísta e inmoral.
Ahora mismo, existe mucho debate sobre si el feto es una vida o no, un ser humano o no, merecedor de derechos o no. Lo que sí sabemos es que, es posible que si, y es posible que no. En otras palabras, cuando se aborta, cabe la posibilidad de que estás asesinando a un ser humano. Cabe notar que sobre el 80% de los abortos ocurren en mujeres jóvenes, no casadas, que sencillamente no se sienten preparadas para tener un hijo. Alrededor de un 10% de los abortos son de jovencitas entre 15-19 años de edad. En otras palabras, la mayoría de los abortos se podrían evitar, ya sea con una mejor educación, un mejor sistema económico, un mejor sistema de salud, la adopción, los anticonceptivos, o la abstinencia. La pregunta es, entonces, si existe la posibilidad de que se está asesinando a una vida inocente, ¿es correcto seguir haciéndolo, especialmente cuando hay otras opciones?
Creo fielmente que no lo es, y un día de estos vamos a mirar para atrás a estos momentos de nuestra historia, de la misma forma en que miramos para atrás a las atrocidades pasadas como la esclavitud, y no vamos a creer que existió un tiempo tan barbárico en donde permitíamos alrededor de 40-50 millones de abortos al año. Reitero, entonces, que matar a un ser humano (abortar) no es un derecho; es una violación a la dignidad humana. Y, un día, el mundo entero lo verá así. La pregunta es, ¿en qué lado de la historia tu quieres estar?
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